El aprendizaje en línea, o e-learning, es una modalidad que todavía es vista con recelo por muchos educadores. Sin embargo, su adopción se extiende a paso lento pero firme incluso en nuestro país, donde varias universidades ofrecen la posibilidad de cursar materias completamente a distancia o de manera semipresencial (variante conocida como b-learning). Además, muchas empresas imparten en línea sus cursos de capacitación. Por su comodidad y eficiencia, el aprendizaje electrónico se hizo tan popular que motivó el desarrollo de plataformas de software para gestión de cursos educativos (Learning Management Systems) y hasta de modelos que rigieran su funcionamiento. Entre las plataformas, la más popular es Moodle; y, entre los modelos, se destaca SCORM, una colección de estándares diseñados para garantizar una buena experiencia de aprendizaje.
Advanced Distributed Learning (ADL), la entidad a cargo del modelo, sugiere a los desarrolladores de plataformas de e-learning un conjunto de pautas para que sus productos cumplan con ciertos requisitos:
- Interoperabilidad. Los contenidos deben poder trasladarse con facilidad a cualquier otra plataforma.
- Reusabilidad. Un curso debe poder ser reutilizado, parcial o totalmente, para el desarrollo de otro curso, bajo cualquier plataforma.
- Accesibilidad. Los miembros del curso deben poder acceder a los contenidos que desean en cualquier momento y lugar, desde cualquier dispositivo.
- Durabilidad. Los contenidos deben poder sobrevivir a la evolución de la tecnología, conservando su disponibilidad ante el paso del tiempo.
La sigla SCORM significa Sharable Content Object Reference Model, o Modelo de Referencia de Objetos de Contenido Compartible. El modelo apunta a crear unidades de contenidos de aprendizaje que puedan ser fácilmente compartidas entre plataformas.
El desarrollo de plataformas de aprendizaje que cumplan con las normas SCORM beneficia a) a los alumnos, que podrán compartir material didáctico fácilmente entre sí y con usuarios de otras plataformas; b) a los educadores, que, si ya habían trabajado con LMS regidos por SCORM anteriormente, no tendrán problemas en adaptarse; y c) a los propios encargados del proyecto, que podrán migrar contenidos o emprender un nuevo desarrollo sobre una base sólida, ahorrando buena parte del tiempo, el dinero y el esfuerzo que implicarían empezar de cero.