Como ya comentamos, los roles de diseñador, maquetador y desarrollador web están bien delimitados, por más que una misma persona pueda desempeñar más de uno al mismo tiempo. Sin embargo, el maquetador y el desarrollador tienen algo en común: manipulan lenguajes, ya sean de marcas, de estilos, de scripting o de programación. Pero el diseñador sólo manipula tecnologías de edición gráfica, lo que establece una importante distancia con respecto a los otros dos roles. ¿Debería, acaso, aprender a codificar?
Actualmente existen muchísimas plataformas online para aprender codificación, como la ya clásica W3Schools y otras de aparición más reciente, como Codeacademy, Code School y Treehouse. Estas últimas proponen un método de aprendizaje práctico ideal para personas sin conocimientos previos de programación, lo que permite a muchísimos diseñadores aprender las tareas de un desarrollador. Pero ¿es saludable esta evolución? Conozcamos algunos argumentos a favor y en contra.
A favor
- Contribuye al diseño visual. Un diseñador debería poder pensar en páginas web con gráficos dinámicos en lugar de estáticos, que cambien su aspecto ante eventos como un clic o el ingreso de datos en un formulario. Para diseñar este tipo de comportamientos puede ser necesario entender lo básico de JavaScript.
- Abre nuevas oportunidades. Un diseñador que sabe codificar tendrá acceso a una mayor oferta laboral y más herramientas para emplearse por cuenta propia.
- Mejora la comunicación. Muchas veces, el diseñador web no sabe interpretar los requerimientos del desarrollador debido a que no conoce jerga de programación.
- Evita inconvenientes. Otro problema habitual es que el diseñador diseñe una plantilla que resultaría muy difícil de implementar a través de código, lo cual puede provocar su rechazo por parte del equipo de desarrollo. Tener conocimiento técnico permite realizar un diseño con vistas al proceso de programación.
En contra
- El que mucho abarca... No es fácil dominar un lenguaje. El diseñador que además pretenda codificar difícilmente entregue un producto tan bueno como el de un programador especializado.
- Restringe la creatividad. Si el diseñador crea una plantilla pensando en qué tan fácilmente puede ser trasladada a código, le está poniendo un límite a su imaginación.
Todo diseñador web debe conocer sus propias aspiraciones y posibilidades al decidir si ampliar o no su campo de acción.