23/11/2012
Test funcional: ¿cómo debe comportarse nuestro software?
Dentro del plan de QA, luego de haberse probado la interacción entre los módulos de software en el test de integración, llega el momento de probar si nuestra aplicación hace todo aquello para lo cual fue desarrollada. De eso se encarga el test funcional. Generalmente, esta prueba incluye cinco pasos:
- Identificar cuáles son las funciones que el software debería llevar a cabo.
- Confeccionar datos de entrada basados en las especificaciones de cada función.
- Determinar cuáles serían las salidas producidas por esos datos de entrada de acuerdo con las especificaciones de cada función.
- Ejecutar el caso de test.
- Comparar los resultados obtenidos con los esperados.
Al igual que las pruebas unitaria, de integración y de aceptación, el test funcional es de tipo black box. Es decir, examina el comportamiento externo del software sin indagar en su implementación interna. Ve al software como una «caja negra» en la que se ingresa una entrada y de la que se extrae una salida, pero sin analizar el proceso intermedio.
Existen varios tipos de test funcional:
- Ad Hoc. Cada tester improvisa los casos de prueba en el momento, sin planificación previa, a partir de su conocimiento sobre las metas del producto, el nivel de habilidad del usuario o las características del software que juzgue problemáticas.
- Exploratorio. El tester diseña y ejecuta pruebas a medida que se interioriza en la aplicación. El diseño de la prueba se organiza por una serie de patrones concisos diseñados para asegurar que los testers no se pierdan de ningún detalle importante.
- Combinado. El tester desarrolla una secuencia de eventos utilizando distintos caminos para completar una misma tarea. Esto puede sacar a la luz bugs relacionados con el orden de ejecución y que son difíciles de detectar usando otros métodos.
- Por script. El tester utiliza un script de prueba que activa automáticamente las funciones específicas a ser probadas.
Antes de someter el programa a la opinión del cliente, el test funcional nos ayuda a adaptarlo lo más posible a los requerimientos que planteó en un principio; de esa manera, reduce el riesgo de que quede insatisfecho y solicite modificaciones drásticas sobre el producto.
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