26/06/2016
Marketing en la Internet de las Cosas: un mundo con ilimitados canales de venta
La Internet de las Cosas —una red donde personas, máquinas y sensores se conectan entre sí de manera inteligente— empieza a ganar terreno en nuestra vida cotidiana, pero su verdadero potencial todavía está muy lejos de desplegarse. En ese sentido, uno de los campos que puede ofrecernos más sorpresas es el marketing online: la posibilidad de conectar todo tipo de objetos a Internet implica la creación de innumerables soportes físicos para vender bienes y servicios.
Según Gartner, actualmente en el mundo hay alrededor de 6.392 millones de dispositivos conectados, pero para 2020 ese número ascenderá a 20.797 millones. Y según Marketo, el 51% de los vendedores más importantes del mundo esperan que para ese año la Internet de las Cosas haya revolucionado el panorama del marketing. Son muchas las formas en que puede hacerlo:
- Publicidad.La posibilidad de conectar carteles publicitarios a Internet todavía no ha sido muy aprovechada, pero ofrece un enorme potencial creativo. En 2015, la Junta de Turismo de Suiza instaló en una estación de tren de Zurich una cartelera interactiva. A través de Internet, desde una pantalla, un montañés conversaba con los transeúntes y hasta les imprimía boletos gratis para que fueran a visitarlo al Cantón de los Grisones.
- Mejora de productos y servicios. Sensores y dispositivos pueden ayudar a recolectar datos sobre el comportamiento de los consumidores. Por ejemplo, algunas tiendas colocan sensores para localizar teléfonos móviles. De esta manera, para cada persona dentro de la tienda pueden conocer el recorrido que hace, el tiempo que pasa en cada lugar, los productos que observa y otros datos de comportamiento. Este conocimiento puede ayudar a los dueños de la tienda a saber qué espacios y vidrieras son más o menos atractivas para los consumidores, sirviendo de base para posibles mejoras.
- Personalización. En relación con lo anterior, cuando se detecta que un consumidor pasó cierto tiempo frente a una vidriera pero todavía no compró nada, podría recibir en su smartphone un mensaje que lo ayude a decidirse por algún producto. Otro ejemplo: ya existen heladeras que, basándose en las comidas que contienen, le ofrecen al usuario recetas adaptadas a sus gustos. Ver: Marketing personalizado en la Web: conociendo mejor a nuestros usuarios.
- Servicio al cliente. Un buen servicio posventa es fundamental para que los consumidores vuelvan a confiar en nuestra empresa después de habernos comprado un producto. En ese sentido, la Internet de las Cosas puede ahorrarle al cliente la necesidad de llamar al servicio técnico. Una cafetera podría detectar una falla en su propio funcionamiento —antes o después de que ocurra— y comunicarse inmediatamente con la empresa para pedir una reparación.
- Control de la cadena de suministro. Los sensores pueden servir para mantener un control en la distribución de nuestros productos. En 2015, Diageo presentó el prototipo de una botella de Johnnie Walker inteligente. Un sensor extremadamente delgado le permite al fabricante monitorear el trayecto de la botella desde la embotelladora hasta el punto de consumo, e incluso detectar cuando se abre. Esta etiqueta electrónica, que es única para cada botella e imposible de copiar, también le permite al usuario comprobar que la botella es auténtica escaneándola con un smartphone con tecnología NFC.
Estas aplicaciones son atractivas para cualquier empresa, pero el desarrollo de la Internet de las Cosas todavía debe resolver varios problemas, como la falta de protocolos de seguridad de datos y la posibilidad de que muchos usuarios sientan invadida su privacidad. Mientras tanto, la posibilidad de una Internet omnipresente está cada vez más cerca.
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