En varias oportunidades comentamos los esfuerzos del World Wide Web Consortium por garantizar una Red fácilmente utilizable por cualquier persona, más allá de sus recursos tecnológicos, su cultura o su nivel de destreza. De este último aspecto, particularmente, se encarga la accesibilidad web.

Según el W3C, un diseño cumple con normas de accesibilidad web si permite a personas con discapacidad navegar por él, asimilar sus contenidos y enriquecerlo con sus propios aportes.  De esta manera, se garantiza la inclusión de personas con limitaciones visuales, motrices, auditivas y cognitivas, entre otras. También se contempla el caso de adultos mayores que por su edad expongan una menor destreza tecnológica.

El concepto se refiere tanto al contenido de las páginas web como a aplicaciones de software que permitan su uso (por ejemplo, navegadores o reproductores multimedia). Desarrollar un sitio web universalmente accesible puede ser bastante complejo, pero crear versiones alternativas especialmente adaptadas para distintas discapacidades es una buena opción. Textos en tamaño más grande, diseños simplificados, colores menos agresivos, ausencia de publicidad y traductores de texto a voz son algunas características que harán nuestro sitio legible para un mayor número de personas. La accesibilidad web también puede incluir el desarrollo de herramientas externas que asistan la navegación, como programas que actúan de «lupa» sobre la pantalla o adaptadores de teclado para personas con movilidad reducida.

La accesibilidad web tiene una estrecha relación con la usabilidad, aunque no goza de la misma consideración. Es necesario entender que un sitio web accesible no sólo beneficia al minoritario grupo de usuarios con discapacidad, sino también a usuarios comunes que puedan verse afectados por limitaciones transitorias (como tener un brazo enyesado) o por una baja velocidad de conexión (un sitio accesible, generalmente, será más rápido por contar con menos elementos). Finalmente, los propios responsables del sitio web se verán beneficiados por poder ampliar su público objetivo. En palabras de Tim Berners-Lee, el padre de la Red: «El poder de la Web está en su universalidad. El acceso por parte de cualquier persona, sin importar su discapacidad, es un aspecto esencial».